Se ha
demostrado que la escritura es un método altamente eficaz para transformar lo
negativo en positivo: cualquier tipo de sentimientos, sensaciones o
comportamientos que nos hagan daño. La palabra escrita puede jugar un papel muy
poderoso en la sanación, a través de un proceso que va más allá de la
reflexión. Tú puedes reinventar tu vida como quieras, las páginas escritas te
harán libre.
Escribir
puede ser un hermoso camino hacia el interior por medio del cual podemos
afrontar cualquier tipo de conflicto y así sanar letra a letras cada parte de
nuestro cuerpo y mente. Cuando nos sentimos desordenados por dentro, ansiosos,
deprimidos o con cualquier tipo de problema que está obstaculizando una y otra
vez nuestra vida, pararnos un momento a pensar y a poner en orden por escrito,
ya sea de forma creativa o literal todas las ideas que corren veloces y
desordenadas por nuestras cabezas es una forma de liberación y comprensión de
qué es lo que nos está pasando y de cómo podemos resolverlo.
Son muy
numerosos los casos de escritores que han salvado la vida gracias a la
escritura, por ejemplo la afamada autora francesa “Marguerite Durás”, a través
de su espléndida obra “El amante”, pudo hacer un proceso de catarsis para poder
superar la durísima separación de su amor imposible, un hombre chino mucho mayor
que ella en una antigua Indochina, en la que las mezclas raciales eran
impensables, teniendo además en cuenta que ella era menor de edad. También
podemos citar el caso de Elfriede
Jelinek que a través de su conocida obra “La pianista”, no sólo se liberó de
las sensaciones terribles que le acarreaban tener una relación sado-masoquista
con su madre, sino que además de eso se ganó un Nobel de Literatura en 2004 por
“el flujo musical de voces y contravoces en sus
novelas y obras de teatro”.
Y es que en eso consiste la magia, la alquimia de la escritura,
momentos traumáticos pueden plasmarse en un papel y además de hacer que
indaguemos, aceptemos más la situación que nos está paralizando, podemos ser
amos y señores con el poder de transformar cualquier sufrimiento o dolor en una
luminosa y bella creación literaria.
No hace falta ser ningún virtuoso en la escritura, la idea es
echar fuera todo lo que nos duele, nos obstaculiza y nos aparta de la
felicidad, principalmente para poder tener una mejor salud física y mental.
Cualquier persona que se dedique a la creación promueve la actividad neuronal
de neurotransmisores como la dopamina, norepinefrina, histamina y serotonina,
de tal forma que experimentará claramente una sensación de bienestar, lo que
redundará en un mejor estado de ánimo, se reforzará nuestro sistema
inmunológico y por consiguiente mejorará nuestra calidad de vida. Además al
escribir se ponen en funcionamiento los dos hemisferios cerebrales que
interrelacionados promueven la regulación del sistema límbico y el equilibrio
emocional.
El
poeta Robert Grave afirma “Una bien seleccionada antología es un dispensario
completo de medicina contra los trastornos mentales más comunes, pudiendo
emplearse lo mismo para prevenirlos que para curarlos”, si esto pasa sólo
leyendo, escribiendo se multiplican los beneficios exponencialmente, haciendo
que trabajemos mucho a nivel cognitivo para mejorar problemas que van desde la
falta de memoria, hasta el insomnio.
Un poco de ayuda para ponerse a escribir
Quizá
lo más “complicado” de este fabuloso antídoto, sea encontrar la disciplina para
ponerse a hacerlo, como mínimo una vez a la semana y si se puede compartir la
lectura de lo escrito con un grupo, mucho mejor. Así la persona será capaz,
también, de asumir en público lo que le pasa, lo que hará que dé un paso más en
su camino hacia la liberación. Los compañeros podrán sacar
provecho también a lo escrito y hacer críticas constructivas para la mejora de
la situación de la persona, y por qué no, del texto, no olvidemos que mientras
escribimos, aunque sea algo que está literalmente en nuestra cabeza, al
trasportarlo al papel, estamos ya gestando un acto de creación.
El
escritor Wallace Stevens decía “ Cuando fluía con mayor libertad mi energía
creativa, mi actividad muscular me permitía estar al máximo de mis
posibilidades...Es muy probable que me hayan visto bailar con frecuencia; solía
caminar por los montes como siete u ocho horas sin sentir el menor asomo de
cansancio; dormía bien, reía mucho...Me encontraba en un estado perfectamente
vigoroso, lleno de paciencia”.
Y es
que cuando expulsamos o trasmutamos lo que nos pesa –ya sea de forma literal o
subimándolo-, comenzamos a comprendernos, perdonarnos, querernos y esto se hace
extensivo a los demás. Sacar todo lo que nos invade, y llenarnos de todo
aquello que nos beneficia es el fin.
Compendio
de beneficios
En
definitiva la escritura nos ayuda a aceptar situaciones de sufrimiento,
comprender e ir hacia la búsqueda de lo que merecemos, nos invita a buscar
soluciones a problemas que rondan obsesivamente por la cabeza, a aumentar
nuestra autoestima, favorece el buen descanso nocturno, ayuda a tener una
visión más clara de hacia dónde queremos ir en el futuro, ser concientes de
nuestros deseos y aprender a manejarlos, saber qué necesitamos para ser felices
y cómo conseguirlo. Tener más en cuenta nuestro propio cuerpo, comprender qué
es lo que necesita y aprender a educar la atención positiva.
Sobre
los géneros y la atención positiva
Da
igual el género que quieras utilizar, puede ser desde un pensamiento
introspectivo, pasando por una especie de diario, relatos, incluso si te animas
te podrás aventurar incluso en una novela. Cada quien debe encontrar la manera
en la que se sienta más cómodo para expresase, y en todos los casos lo ideal es
ser llevado “de la mano” en el proceso por una persona que sirva de guía, que
oriente y camine junto a las personas en su constructiva andadura hacia una
vida interna y externa más llena de paz, equilibrio, tranquilidad y felicidad.
El
psiquiatra norteamericano Howard C. Cutler, en su libro “El arte de la
felicidad”, trascribió sus conversaciones con el Dalai Lama y nos dice “La
estructura y función del cerebro permiten el entrenamiento sistemático de la
mente, el cultivo de la felicidad, la genuina transformación interna mediante
la atención hacia los estados mentales positivos y el rechazo de los negativos.
(...) Al movilizar nuestros pensamientos y practicar nuevas formas de pensar,
podemos reconfigurar nuestras células nerviosas y cambiar la forma en que
funciona nuestro cerebro. También constituye la base para la idea de que la
transformación interna se inicia con el aprendizaje e implica la disciplina de
sustituir gradualmente nuestro “condicionamiento negativo”, que se puede
corresponder a nuestra característica actual de pautas de activación celular
nerviosa, por un “condicionamiento positivo” (nuevos circuitos neuronales). Así
pues la idea de entrenar la mente para alcanzar la felicidad se convierte en
una posibilidad real”.
Posibilidad
que está al alcance de nosotros a través de un simple papel.
Daniela Francis Centeno
Psicoterapeuta y profesora de escritura creativa y terapeutica.
Taller todos los jueves de 19:00 a 21:00 en Jardín de Luz.
Inscripciones en el mostrador.